/ 18 enero 2023
por ROSA ESTHER BELTRÁN ENRÍQUEZ
La reciente reforma laboral aprobada por el Poder Legislativo federal está teniendo consecuencias muy positivas para algunos sindicatos, los que, dicho sea de paso, tenían muy mala fama por ser aliados incondicionales de los patrones ante los que se han cuadrado y también frente a las anteriores autoridades de las entidades de la federación. Ciertos de esos sindicatos eran considerados como una lacra en los estados y directivos de las empresas a quienes servían y de quienes se servían porque estaban alejados de los intereses generales de sus representados. Situación singular porque los trabajadores requieren de la representación sindical, ya que no pueden protagonizar individualmente para mejorar sus condiciones personales y colectivas.
La primera central obrera que surge en 1928, la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), se encontraba totalmente vinculada con el Estado y a los directivos empresariales, lo que propició mecanismos de control de los movimientos sindicales de los trabajadores alejándolos de los reclamos de sus derechos y sus intereses, sacrificando salarios, la participación y la autonomía sindical, el líder sindical pasó a ser un cobrador de cuotas aliado de los patrones y no delegado de sus representados y ahora la actual reforma reivindica los derechos de los trabajadores.
Lo importante e ideal de la vida sindical es que las organizaciones tengan autonomía ante la patronal y frente al Estado, el que se espera que reivindique la libertad y en la vida interna sindical, que haya participación y transparencia, por ello la nueva reforma expresa que haya voto secreto para el trabajador, que reciban información acerca del patrimonio, el que participen en el diseño de los acuerdos colectivos de manera que se muestre y demuestre su pertenencia a la organización sindical. Pero este fue un tema prohibido, algo que no se debía tocar porque era un tema que hurgaba en asuntos como la desigualdad de género, sectores excluidos como eran los trabajadores agrícolas, la subcontratación, el teletrabajo y otros, este es realmente un nuevo modelo en transición.
La reciente reforma laboral de 2019 al Artículo 123 ha traído consigo una primavera laboral porque hay un surgimiento institucional que tiene grandes dimensiones, ya que el mundo del trabajo es muy amplio y la reforma abarca temas de orden fiscal, de seguridad social, de aumentos a los salarios, estos de manera impresionante, lo que antes no pasaba porque los aumentos salariales provocaban la inflación, decían gobierno y empresarios. En esta administración federal los incrementos han llegado hasta el 50 por ciento, esta es una repercusión clave.
Los tratados internacionales (T-MEC) han influido para que este país deje de ser un atractivo para las empresas internacionales por sus salarios bajos, son algunos aspectos producto de la globalización positiva, en la que las organizaciones sindicales de otros países solicitan una relativa igualdad. El cambio en el modelo de las Juntas de Conciliación y Arbitraje que está en transición es también algo fundamental.
El voto directo y secreto de los líderes sindicales fue un derecho ejercido en las recientes elecciones de las direcciones de las secciones 38 y 35 del SNTE en Coahuila. El sufragio directo derrotó al moreirato que por 18 años se adueñó de esas organizaciones imponiendo el cacicazgo que gracias al voto secreto cayó en la fosa. Nuevas manos toman el control de una vida sindical antes hecha trizas con el asentimiento y beneplácito de los gobiernos en turno.
Información publicada en: https://vanguardia.com.mx/opinion/de-sindicatos-a-sindicatos-LC6062814